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El consejero de Educación de Madrid advierte que la educación pública será la más perjudicada

  • Ossorio destaca que “el método más inclusivo será el que mejor se adapte a las circunstancias de cada alumno”

  • El consejero explica que la situación provocada por la pandemia ha provocado un mayor impulso en la digitalización de los centros y las aulas

  • Reivindica la libertad de las familias para que puedan escoger el proyecto educativo con independencia de donde residan


El consejero de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, ha participado esta mañana en un coloquio online organizado por Executive Forum, en colaboración con Madrid Tech School. Durante su intervención, Ossorio ha explicado que los principios que definen la gestión del sistema educativo madrileño son la libertad de elección, la calidad educativa, la igualdad de oportunidades, la educación especial y el español. En esta línea, ha criticado la conocida como Ley Celaá ya que se trata de “una norma que se ha hecho a espaldas de la comunidad educativa y sin comparecencias de expertos en el Congreso y en el Senado”. Además, ha indicado que “es una ley anclada en las antiguas leyes socialistas, radicalizada por las fobias de extrema izquierda y los independentistas, los aliados del Gobierno de España”.

En esta línea, el consejero ha advertido que la nueva ley orgánica de educación “ya está condicionando gravemente nuestras políticas educativas”. Así, pese a que se insista en los efectos negativos que pueda tener sobre la educación concertada, ha apuntado que “la más perjudicada, sin duda, va a ser la educación pública y sus alumnos”. “Es una ley que persigue la mediocridad, con un intento de bajar la calidad del sistema educativo con un menor fomento del esfuerzo, una devaluación de los títulos educativos que se pueden obtener con suspensos y una especie de aprobado general” ha dicho al respecto. Ossorio también ha denunciado la pretensión de eliminar los distritos únicos para que las familias no puedan escoger los centros a los que asistan sus hijos, señalando que en Madrid “casi el 20% de los alumnos de educación pública están matriculados en distritos distintos al de residencia”.


El “mayor disparate”

Según el consejero de Educación y Juventud madrileño, el “mayor disparate” de la Ley Celaá es la pretensión de vaciar los centros de educación especial en los próximos 10 años. “Nosotros creemos todo lo contrario: en un modelo inclusivo en el que se tenga en cuenta la voluntad de los padres, que al final son los que conocen lo mejor para sus hijos”. En este sentido, ha manifestado que “el método más inclusivo será el que mejor se adapte a las circunstancias de cada alumno”, sea en un centro ordinario, en un centro ordinario con aulas especiales, o en un centro especial.

Por tanto, Ossorio ha explicado que “esta ley choca frontalmente” con los principios defendidos por la Comunidad de Madrid en los últimos 25 años. De este modo, ha explicado que “frente a la Ley Celáa hemos reaccionado con la máxima rapidez a algunas de sus disposiciones, retrasándolas lo máximo posible” y planteando una ley autonómica que pretende avanzar en la mejora de la educación basándose en la libertad de elección, la calidad educativa, la igualdad de oportunidades, la educación especial y el español.


Transformación digital

El consejero se ha referido también al gran reto que está suponiendo la crisis sanitaria para el sector de la educación, de modo que esta situación ha establecido el principio de la seguridad sanitaria como otro pilar fundamental para el sistema educativo madrileño. Asimismo, ha destacado que “queremos que este reto se traduzca en un avance sin precedentes y en una oportunidad inigualable para impulsar la digitalización de las aulas y los centros”. En este sentido, ha reconocido que tanto la pandemia de Covid-19 como el temporal de Filomena “han puesto en evidencia la robustez de nuestro sistema educativo”, ya que “se ha conseguido dar continuidad a una enseñanza de calidad” de manera digital.


Sin los pasos dados con anterioridad para impulsar la digitalización de la educación, el consejero ha reconocido que no hubiese sido posible aprovechar estas situaciones. Pese a ello, ha reconocido que en este último año “hemos tenido que avanzar a marchas forzadas” logrando alcanzar “niveles de calidad realmente insospechados”, ya que, según los expertos, “hemos avanzando entre cinco y diez años como consecuencia de la pandemia y no podemos dar ningún paso atrás”. Y ha añadido que “lo realmente importante de la transformación digital en las aulas y en los centros es permitir una educación más personalizada para cada alumno, avanzando en la educación como una verdadera escalera social para los alumnos madrileños”.



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